martes, 2 de septiembre de 2008

La experimentación durante la adolescencia


Este era el titular periodístico con el que me encontré a la mañana siguiente de conceder, ingenuamente, una entrevista telefónica a un periodista de una agencia de noticias. Lo exagerado del titular y la inexactitud de la información presentada me llevó a publicar una aclaración en la prensa (véase entrada en este blog).

Recientemente hemos publicado en International Journal of Clinical and Health Psychology los resultados referidos al consumo de sustancias (alcohol, tabaco, cannabis) y el ajuste psicológico del estudio longitudinal, en el que seguimos a una muestra de 100 adolescentes desde los 13 hasta los 18-19 años, con tres recogidas de datos durante ese periodo.

Este estudio nos sirvió para describir tres trayectorias en el consumo de sustancias (Figura 1).


FIGURA 1. Trayectorias del consumo de sustancias en cada uno de los subgrupos.




Grupo de bajo consumo: son los adolescentes que presentan los niveles más bajos de consumo en los tres momentos estudiados, aunque experimentan un ligero incremento a lo largo de la adolescencia;

Grupo de consumo ascendente: que sigue una trayectoria ascendente mucho más acusada que el anterior, y las diferencias en consumo con dicho grupo van aumentando progresivamente en T2 y T3.

Grupo de experimentación precoz: es un grupo reducido de sujetos que parte de un nivel de consumo moderado en la adolescencia inicial para ir aumentando en la adolescencia media, y luego bajar ligeramente en la tardía, hasta situarse en un nivel similar al del grupo 2.


Quizá el dato más llamativo del estudio, además de la correlación positiva entre consumo de sustancias a los 13 años y ajuste psicológico a los 18, es que de los tres grupos creados a partir de sus trayectorias (bajo consumo, consumo ascendente y experimentación precoz) es este último el que recoge a los jóvenes con un mejor ajuste psicológico al final de la adolescencia. Estos adolescentes que mostraban un consumo moderado a los 13 años, que se hacía más frecuente a los 15 años para luego disminuir ligeramente, eran quienes presentaban en la adolescencia tardía las puntuaciones más altas en autoestima y más bajas en problemas internos o emocionales. El grupo de consumo ascendente, que incluía una mayor proporción de varones que de mujeres, reunía a los adolescentes que mostraron un mayor desajuste al final de la adolescencia, puesto que presentaron las puntuaciones más altas de los tres subgrupos en la escala de problemas de conducta, y niveles de autoestima y ajuste emocional cercanos a los del subgrupo de bajo consumo, y muy por debajo de los sujetos experimentadores. Por último, los adolescentes que presentaban el consumo más bajo obtuvieron las puntuaciones más bajas en autoestima y más altas en problemas emocionales, aunque como contrapartida fueron quienes mostraron un mejor ajuste conductual. Aunque estos resultados deben ser entendidos en nuestro contexto social y cultural, y hay que ser muy prudentes con respecto a su generalización, son semejantes a los obtenidos en Estados Unidos por Shedler y Block (1990).

Aquí podéis encontrar una descripción más detallada del estudio y la justificación de los resultados encontrados (Está en castellano).

Oliva, A., Parra, A. y Sánchez- Queija, I. (2008). Consumo de sustancias durante la adolescencia: trayectorias evolutivas y consecuencias para el ajuste psicológico. International Journal of Clinical and Health Psychology, 8 (1),153-169

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